La retinopatía de la prematuridad suele estar asociada a la hipoxia neonatal intermitente o apnea, afecciones que afectan a un porcentaje muy alto (70-90%) de los bebés prematuros, menores de 28 semanas.
La ROP, además de ser una de las principales causas de la ceguera que afecta a la población pediátrica mundial, puede dar lugar a una amplia gama de complicaciones tardías, desde las menos graves, como la miopía o el estrabismo, hasta las más graves, como el glaucoma o el desprendimiento de retina.
Si, por una parte, hasta la fecha no se comprenden plenamente los mecanismos que subyacen a la aparición de la ROP, por otra parte, se sabe con certeza que algunas afecciones aumentan la gravedad de la misma: el estrés oxidativo, una inflamación, una escasa nutrición y la hipoxia son sólo ejemplos. La ROP es una enfermedad prevenible y en los países desarrollados algunas condiciones han favorecido su reducción, como la correcta monitorización de los niveles de oxígeno en las incubadoras. Sin embargo, las condiciones alternas de hipoxia e hiperoxia pueden ser responsables de algunas alteraciones como la producción de factores angiogénicos, que son la causa de la aparición de la ROP.
Hipoxia neonatal y ROP
La hipoxia neonatal se define como una condición de «desaturación de oxígeno arterial breve y recurrente». Como resultado de la fase hipóxica, el cuerpo puede volver posteriormente a un nivel de oxígeno normal (normoxia) o alto (hiperoxia). Estos picos de oxígeno son los principales factores asociados con la ROP. Los bebés prematuros menores de 28 semanas también pueden experimentar una deficiencia de ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) n-3, más conocidos como omega tres, moléculas importantes para la correcta función visual del ojo. La deficiencia, en particular, de ácido docosahexaenoico (DHA), de hecho, está estrechamente relacionada con la aparición de ciertas patologías neonatales, así como con la propia ROP.
Suplemento con omega3 y coenzinaQ10 para el manejo de la ROP: ¿Qué dicen las últimas investigaciones?
Que los omega3 son indispensables para muchas de las funciones de nuestro organismo está ampliamente respaldado por la literatura científica (https://www.oftalmologo.es/articoli/omega-3-e-benessere-degli-occhi/). La coenzima Q10, por otro lado, es una molécula ubicada en todos los tejidos que requieren un alto gasto de energía, incluyendo los ojos. Esta, de hecho, está involucrada en la producción de energía y en los mecanismos de prevención de la oxidación por los radicales libres. Los efectos beneficiosos de la suplementación con omega3 y coenzimaQ10 se han demostrado recientemente en modelos animales, en los que la integración con estas moléculas ha contribuido a la maduración y el desarrollo neuronal de la retina. Además, los datos mostraron que la combinación de omega3 y coenzima Q10 también tiene efectos sobre algunos factores oculares responsables de los mecanismos de angiogénesis como el VEGF (Vascular Endotelian Growth Factor), la principal molécula implicada en los procesos de angiogénesis y estrechamente vinculada al inicio de la ROP. La coenzima Q10, en particular, es capaz de reducir la producción del VEGF y, junto con el omega 3, es capaz de reducir los procesos de neovascularización y promover la normalización de las capas de la retina.
Fuente:
Beharry KD et al. Comparative Effects of Coenzyme Q10 or n-3 Polyunsaturated Fatty Acid Supplementation on Retinal Angiogenesis in a Rat Model of Oxygen-Induced Retinopathy. Antioxidants 2018, 7, 160.
Dr. Carmelo Chines
Director responsable