La enfermedad de Parkinson (EP) es una condición neurodegenerativa caracterizada por el deterioro progresivo de un tipo de neuronas, llamadas dopaminérgicas, en el sistema nervioso autónomo central y periférico. Este deterioro se debe a la acumulación dentro del citoplasma de las neuronas de una proteína mal plegada, la α -sinucleína (α -syn). La α–sinucleína es una proteína cerebral presináptica abundante, cuya agregación y plegamiento incorrecto se han identificado como factores críticos en numerosas enfermedades neurodegenerativas. Las causas de la acumulación de α-syn en el caso del Parkinson aún no están completamente claras, ya que la EP es probablemente una enfermedad multifactorial en la que hay una mezcla de causas genéticas y ambientales.
La enfermedad de Parkinson afecta a entre 7 y 10 millones de personas en todo el mundo y los síntomas típicos de la enfermedad incluyen temblores, rigidez y bradicinesia (es decir, la ralentización de los movimientos voluntarios como caminar, que se vuelven difíciles de controlar) y una serie de síntomas no motores, incluyendo síntomas visuales. Estos últimos están presentes en casi el 80% de los pacientes con EP e incluyen déficits de agudeza visual, sensibilidad al contraste o alteraciones en la visión de los colores.
El déficit visual parece surgir años antes de la aparición de los síntomas motores y refleja el curso de la enfermedad a nivel cerebral. La retina, en virtud de su similitud con el tejido cerebral (ya que ambos se desarrollan a partir del mismo tejido embrionario), es un sitio excelente para analizar los cambios histopatológicos de la EP que ocurren en el cerebro. De hecho, numerosos estudios realizados en modelos animales y humanos de la enfermedad han demostrado la presencia de α-sinucleína en el tejido de la retina, lo que podría representar un medio para el diagnóstico precoz y no invasivo de la enfermedad de Parkinson, incluso antes de la aparición de los síntomas motores.
α–Sinucleína en la retina humana
Muchos estudios han observado la acumulación de diferentes formas de α-syn en la retina, así como en el tejido cerebral, aunque aún no está claro si los síntomas visuales de la enfermedad están relacionados con esta acumulación.
Sin embargo, estudios recientes parecen haber encontrado evidencia de que la sobreexpresión de α-syn en la retina es capaz de provocar una neurodegeneración de las células retinianas del ojo, con un efecto directo sobre las funciones visuales, como la adaptación a la luz y la agudeza visual. Se trata principalmente de estudios realizados en modelos animales y, por lo tanto, será necesaria más investigación en humanos para caracterizar y comprender mejor los mecanismos a través de los cuales estas acumulaciones patológicas de α-syn influyen en la transmisión del impulso visual.
Un punto crítico para esta investigación es la posibilidad actual de observar la retina in vivo gracias a técnicas de imagen.
Diagnóstico precoz de la EP: una posible ayuda de la SD-OCT
En este sentido, la SD-OCT (Spectral-Domain – tomografía de coherencia óptica) es una tecnología de imagen que permite la evaluación de la retina in vivo, proporcionando información de alta resolución sobre la morfología de la retina y los valores de espesor de las distintas áreas de la retina. Es una técnica de imagen no invasiva, por lo que representa una herramienta ideal para la evaluación de cambios degenerativos en la retina.
En pacientes con enfermedad de Parkinson en los que se ha planteado la hipótesis de una acumulación retiniana de α-sinucleína, la SD-OCT puede permitir el estudio preciso de las capas de la retina, permitiendo la evaluación de cambios en la estructura o el grosor relacionados con la patología. Sin embargo, hasta la fecha, todavía no existen estudios sólidos en este sentido.
Serán necesarias más investigaciones para caracterizar mejor los cambios en la arquitectura retiniana en la EP resaltados gracias a la SD-OCT, con el fin de correlacionarlos con la presencia de α-syn y las características neurofuncionales (agudeza visual, sensibilidad al contraste y transmisión del impulso visual dentro de la retina).
Por ahora, se han podido observar los efectos indirectos de lo que sucede a nivel microscópico. La próxima frontera será visualizar directamente las acumulaciones intrarretinianas de α-syn in vivo, incluso antes de que comiencen a inducir daño retiniano, para facilitar un diagnóstico temprano de la enfermedad.
Observaciones y desarrollos futuros
En conclusión, numerosos estudios han demostrado la acumulación de α-syn en diferentes localizaciones de la retina en la enfermedad de Parkinson. Estas observaciones tienen un enorme potencial para sentar las bases para una mejor comprensión de los mecanismos a través de los cuales se produce la discapacidad visual en esta enfermedad y para desarrollar la posibilidad de un diagnóstico temprano y no invasivo de la enfermedad de Parkinson, comenzando desde la retina, incluso años antes de la aparición de síntomas motores.
Sin embargo, para que esto suceda, se necesitan técnicas de imagen retiniana que nos permitan observar directamente los efectos de la acumulación intrarretiniana de α-syn en vivo. Los datos disponibles actualmente sobre SD-OCT aún no son suficientes para este fin, aunque esta técnica y su desarrollo futuro podrían permitir alcanzar los resultados deseados en el diagnóstico precoz de la enfermedad de Parkinson.