Un gran número de estudios, tanto in vitro como in vivo, han demostrado el efecto beneficioso de determinados componentes de la dieta (que pueden tomarse con alimentos o como suplementos) sobre la salud de la superficie ocular. De hecho, hay mucha evidencia que respalda el posible papel de varios micronutrientes y nutracéuticos en el tratamiento de enfermedades de la superficie ocular.
Superficie ocular y síndrome del ojo seco
La superficie ocular es un sistema en delicado equilibrio, formado por varios componentes, conectados entre sí tanto desde el punto de vista estructural como funcional. Representa una conexión directa entre el ojo y el medio exterior y, por ello, todos sus componentes actúan de forma sinérgica para mantener el ojo sano y proteger las estructuras clave de la visión de patógenos externos. Ambos objetivos se consiguen, entre otras cosas, gracias a la producción de una película lagrimal eficiente. Cualquier factor que interrumpa la homeostasis del sistema de la superficie ocular puede alterar la estabilidad y la osmolaridad de las lágrimas, provocando daño tisular a través de procesos osmóticos, mecánicos e inflamatorios.
Una de las condiciones en las que se altera la homeostasis de la superficie ocular es el síndrome del ojo seco, una enfermedad multifactorial de la superficie ocular que afecta hasta al 30% de las personas mayores de 50 años. De hecho, se encontró una mayor incidencia en personas de edad avanzada, mujeres posmenopáusicas, usuarias de lentes de contacto y pacientes con enfermedades autoinmunes.
El síndrome del ojo seco puede deberse a una menor producción de lágrimas o una mayor evaporación. Ambas condiciones conducen a la hiperosmolaridad y la subsiguiente inflamación de la superficie ocular.
Los síntomas del síndrome del ojo seco, como visión borrosa, fotosensibilidad, irritación, ardor y picazón, pueden limitar las actividades diarias y tener un impacto negativo en la calidad de vida.
El papel de los ácidos grasos esenciales en la salud de la superficie ocular
Existen sólidas evidencias científicas que demuestran la eficacia de tomar ácidos grasos omega-3, con alimentos o mediante suplementos, para mejorar los síntomas del síndrome del ojo seco y la salud de la superficie ocular. Uno de los primeros ensayos clínicos fue el resultado de un gran estudio transversal en el que participaron más de 30 000 mujeres y que demostró la relación entre una ingesta dietética baja de ácidos grasos omega-3 y un mayor riesgo de síndrome del ojo seco.
Los omega-3 son componentes estructurales fundamentales de las membranas celulares, así como precursores para la síntesis de numerosas sustancias biológicamente activas. Los principales ácidos grasos omega-3 incluyen el ácido alfa-linoleico de cadena corta y el ácido eicosapentaenoico de cadena larga, el ácido docosapentaenoico y el ácido docosahexaenoico. Mientras que los ácidos grasos omega-3 de cadena corta se obtienen de fuentes vegetales, los ácidos grasos omega-3 de cadena larga se obtienen del pescado azul y se pueden sintetizar alargando los ácidos grasos de cadena corta. Los omega-3 tienen propiedades antiinflamatorias que ejercen a través de la inhibición competitiva con el ácido araquidónico como sustrato para las enzimas ciclooxigenasa y 5-lipoxigenasa.
Se ha informado que los ácidos grasos omega-3 también pueden tener un efecto neuroprotector, de gran interés clínico para los oftalmólogos. De hecho, los nervios corneales son esenciales para la producción de lágrimas, para el reflejo de parpadeo protector y para la liberación de neuromoduladores tróficos que mantienen la vitalidad y el metabolismo de los tejidos de la superficie ocular.
El papel de las vitaminas en la salud de la superficie ocular
Vitamina A
El término vitamina A incluye el retinol, la forma biológicamente más activa de origen animal, y los carotenoides, precursores que se encuentran en una amplia variedad de frutas y verduras. La vitamina A es necesaria para una variedad de funciones y, en el ojo, para la salud de las membranas mucosas, la fototransducción retiniana, el metabolismo, el crecimiento y la diferenciación del epitelio de la superficie ocular. De hecho, la deficiencia de vitamina A, debida a la desnutrición, es una de las principales causas de ceguera en los países en desarrollo. Un estudio clínico reciente ha demostrado que la ingesta de vitamina A, a través de alimentos o suplementos, mejora la calidad de las lágrimas en pacientes con síndrome de ojo seco, favoreciendo la salud de la superficie ocular.
Vitamina B-12
La vitamina B12 es un cofactor en la síntesis de ADN y participa en el metabolismo de los ácidos grasos y los aminoácidos. Se encuentra en productos animales como la carne, la leche, los huevos, el pescado y los mariscos. Este micronutriente juega un papel fundamental en la síntesis de mielina y su deficiencia se asocia a mielopatía, neuropatía periférica, síndromes neuropsiquiátricos y atrofia óptica. En los últimos años se ha reconocido el papel de las anomalías neurosensoriales en la fisiopatología del síndrome del ojo seco y dos estudios recientes han demostrado una mejoría de los síntomas en pacientes con forma grave tras la suplementación con vitamina B12 en forma de colirio.
Vitamina C
La vitamina C es una vitamina soluble en agua necesaria para el funcionamiento de una amplia gama de enzimas y se encuentra en frutas y verduras como los cítricos, las fresas, las cerezas, los tomates y el brócoli. La película lagrimal contiene altos niveles de vitamina C, lo que refleja la alta demanda de este nutriente por parte de la superficie ocular para la defensa antioxidante. Además, la vitamina C parece desempeñar un papel importante en la cicatrización de heridas en la córnea.
Vitamina D
La vitamina D es una vitamina liposoluble que se puede adquirir a través de la ingesta de alimentos específicos o se puede producir en la piel después de la exposición a la luz solar. La deficiencia de vitamina D se ha asociado recientemente con la patogenia del síndrome del ojo seco. De hecho, la vitamina D desempeña un papel inmunomodulador y regula la proliferación, diferenciación y apoptosis celular, fortaleciendo así la barrera epitelial corneal. Además, al promover la producción de tensioactivos, aumenta el componente lipídico de la película lagrimal. Finalmente, modula la absorción sistémica de calcio, que juega un papel crucial en el mantenimiento de la secreción de fluidos de las glándulas lagrimales. Los niveles séricos de vitamina D mostraron correlaciones significativas con la producción de lágrimas y con los síntomas del síndrome del ojo seco. Por todas estas razones, la vitamina D se ha investigado como una terapia potencial para esta afección.
Síndrome del ojo seco y otros micronutrientes
Selenio y lactoferrina
El selenio es un micronutriente esencial que se encuentra principalmente en carnes, pescados, mariscos y cereales. El cuerpo humano contiene varias selenoproteínas, que son esenciales para el desarrollo y el metabolismo. En particular, la glutatión peroxidasa protege a las células del estrés oxidativo y su expresión se reduce en pacientes con síndrome de ojo seco. En cambio, la selenoproteína P es una proteína de transporte de selenio producida por la glándula lagrimal y secretada en las lágrimas para suministrar selenio al epitelio corneal. En el síndrome del ojo seco, los niveles de selenoproteína P en las lágrimas también se reducen. La lactoferrina es una glicoproteína fijadora de hierro que se encuentra en la mayoría de los fluidos exocrinos, incluidas las lágrimas, y sirve para proteger el epitelio corneal de la radiación ultravioleta. La concentración de lactoferrina también se redujo en el síndrome del ojo seco y la suplementación oral en pacientes permite una mejora significativa de los síntomas.
Curcumina
La curcumina es un polifenol aislado de Curcuma longa, ampliamente utilizado como especia. Son conocidas sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, antiangiogénicas, cicatrizantes y antimicrobianas. La curcumina ayuda a restaurar la homeostasis de la superficie ocular al reducir las especies reactivas de oxígeno, disminuir la expresión de mediadores inflamatorios y aumentar los factores neurotróficos. Por esta razón, algunos estudios han identificado a la curcumina como un candidato prometedor para el tratamiento del síndrome del ojo seco.
BibliografÍa:
Dr. Carmelo Chines
Director responsable