UVEITIS ANTERIOR: CAUSAS, SÍNTOMAS Y TRATAMIENTO

La uveítis anterior, o también denominada iritis, se utiliza para definir la inflamación de la cámara anterior del ojo, más concretamente, del iris. Es la forma más común de uveítis y, de hecho, del 50% al 70% de todos los casos de uveítis en los países occidentales se clasifican como uveítis anterior.

La iritis ocurre predominantemente en personas jóvenes y de mediana edad, con una ligera prevalencia en mujeres y, en los casos más graves, puede provocar pérdida de visión, por lo que se requiere la intervención inmediata de un especialista.

Causas de la uveítis anterior

La uveítis suele ser idiopática, es decir, de causas desconocidas, pero puede desencadenarse por mecanismos genéticos, inmunitarios, traumáticos o infecciosos. El 20% de los casos se deben a un traumatismo cerrado en el ojo.

Cuando no es causada por un trauma, la uveítis a menudo se asocia con una enfermedad sistémica debido a HLA-B27, una proteína específica que pertenece a la familia HLA (Human Leukocyte Antigen o Antígeno Leucocitario Humano), presente en la superficie de las células.

Estas proteínas permiten que el cuerpo reconozca sus componentes y los distinga de cualquier proteína extraña, como las de virus o células tumorales. En particular, el antígeno HLA-B27 está presente en aproximadamente el 8% de los caucásicos y está asociado con algunas enfermedades autoinmunes, como la espondilitis anquilosante, la artritis reumatoide juvenil, la artritis reactiva y la iritis. No es raro, por tanto, que esta forma de uveítis esté relacionada con enfermedades autoinmunes.

Sin embargo, las causas infecciosas incluyen: tuberculosis, clamidia, herpes simple, toxoplasmosis o virus varicela-zoster (que causa el herpes zóster).

Otras causas de uveítis anterior incluyen la toma de ciertos medicamentos, linfomas, leucemias o xantogranuloma juvenil.

¿Cuáles son los síntomas de la uveítis anterior?

Los síntomas son el resultado de la inflamación uveal, que tiene un patrón similar a la inflamación en otros tejidos del cuerpo. Sin embargo, debido a la excesiva vascularización del tejido uveal, existe una mayor respuesta vascular.

  • La iritis puede presentarse con dolor ocular, principalmente debido a la irritación de los nervios ciliares y espasmos de los músculos ciliares.
  • Puede haber fotofobia (es decir, malestar severo asociado con la luz), causada por la irritación del nervio trigémino debido al espasmo ciliar.
  • El oftalmólogo, a través del examen con lámpara de hendidura, puede observar la presencia de células y eritema (glóbulos blancos y trasudado proteico), que se deben al aumento de la permeabilidad de los vasos sanguíneos en la cámara anterior debido a la inflamación.
  • En el caso de uveitis traumática, la contaminación microbiana y la retención de desechos necróticos pueden estar presentes en el sitio del trauma.
  • Por el contrario, si la iritis es de carácter infeccioso, los síntomas se deben principalmente al daño en el tejido causado por el patógeno.
  • Finalmente, en el caso de la patología ligada a causas autoinmunes, los síntomas se deben al depósito de inmunocomplejos.

Evaluación y manejo de la uveítis anterior

La evaluación clínica incluye una serie de exámenes oculares, pero también pruebas de laboratorio o de imágenes adicionales que se pueden ordenar si se sospecha que la causa subyacente es de naturaleza sistémica o una enfermedad infecciosa. Por lo tanto, son necesarias investigaciones específicas en cada paciente para identificar la etiología sobre la base de los signos clínicos.

Entre los exámenes oculares más útiles, las pruebas de agudeza visual ayudan a identificar la actividad inflamatoria y las complicaciones asociadas. La agudeza visual mejorada es un indicador de la resolución de la iritis y la reducción de la inflamación. También puede ser útil medir la presión intraocular (PIO), que puede variar en algunos casos.

El tratamiento de la uveitis tiene como objetivo principal reducir la inflamación y el dolor y prevenir complicaciones. El tratamiento de primera línea son los ciclopléjicos tópicos (para la dilatación de la pupila y prevención del espasmo pupilar) y corticostesteroides tópicos (para la reducción de la inflamación). Los implantes vítreos de corticosteroides de liberación prolongada (acetónido de fluocinolona o ​​dexametasona) también están disponibles para el tratamiento de la panuveítis inducida por inflamación. Aproximadamente la mitad de los pacientes con uveítis requieren tratamientos más específicos, además de los corticosteroides, para prevenir la pérdida de la visión.

Con el tratamiento adecuado, el pronóstico de la uveitis es bueno. Además, es importante un seguimiento estrecho de la enfermedad por parte del oftalmólogo, que debe incluir exámenes repetidos con lámpara de hendidura y evaluaciones de la presión intraocular cada pocos días. Cuando la condición es estable, el monitoreo puede reducirse a cada 1 a 6 meses. De hecho, si no se diagnostica y trata a tiempo, los casos desatendidos suelen desarrollar complicaciones como cataratas, glaucoma, desprendimiento de retina y edema macular.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

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