1. Cuando te enfrentas a infecciones oculares, ¿cuál es el criterio que sigues para elegir el mejor antibiótico?
Un antibiótico adecuado para el tratamiento de las infecciones oculares ha de reunir varias características esenciales:
En primer lugar, debe tener una actividad antibiótica de amplio espectro para cubrir todos los posibles agentes etiológicos causantes de infección.
Así mismo, dicho antibiótico debe contar con una baja tasa de resistencias antibióticas para evitar complicaciones derivadas de la infección, necesidad de cambio terapéutico, pruebas adicionales, etc.
En tercer lugar, un buen antibiótico para el tratamiento de las infecciones oculares, especialmente aquellas que afectan a la superficie ocular (que son la mayoría), debe tener un buen perfil de tolerancia, un buen perfil de seguridad y baja toxicidad para la superficie ocular, ya que en ocasiones dichos tratamientos se han de prolongar durante una o varias semanas.
En este sentido, la netilmicina destaca como un antibiótico con un amplio espectro, tanto para microorganismos Gram positivos como Gram negativos y una bajísima, casi inexistente, tasa de resistencias antibióticas frente a los gérmenes aislados más frecuentemente en las infecciones oculares.
Además, se trata de un antibiótico aminoglucósido con actividad bactericida dependiente de concentración con un buen perfil farmacoterapéutico PK/PD y con una concentración máxima Cmax/CMI por encima de la CMI (concentración mínima inhibitoria) de los microorganismos normalmente por encima de 10, algo indispensable para su eficacia y su elevado efecto post-antibiótico.
2. ¿Para qué patologías es importante que los antibióticos utilizados no sean tóxicos para la superficie ocular?
Todas aquellas patologías en las que la integridad de la superficie ocular se ve comprometida, tales como conjuntivitis crónicas, alergias oculares crónicas, enfermedad por ojo seco, pacientes portadores de lentes de contacto, enfermedades mucosinequiantes*, usuarios crónicos de medicación tópica hipotensora, etc., son subsidiarias de tratamientos antibióticos que respeten la integridad de dicha superficie ocular.
En estos casos en particular es más importante, si cabe, utilizar un antibiótico con escasa toxicidad debido al daño previo que muchos de estos pacientes presentan en su superficie ocular y las posibles complicaciones que conlleva el uso de medicaciones que añadan toxicidad epitelial, así como para asegurar una correcta tolerancia al antibiótico y una adherencia terapéutica adecuada para el tratamiento de la infección.
3. ¿Qué antibióticos consideras que son los que mayor toxicidad producen?
La toxicidad de los antibióticos depende en gran medida del tiempo de uso y de la concentración, así como la posología de uso.
Dentro de los antibióticos aminoglucósidos, tanto la gentamicina como la tobramicina han demostrado producir elevada toxicidad sobre los queratocitos y sobre células de otras localizaciones como el epitelio tubular renal siendo, por tanto, nefrotóxicos. En este sentido, la netilmicina es menos tóxica que la tobramicina, por ejemplo, para el epitelio tubular renal, algo demostrado en modelos animales y en estudios clínicos (1, 2).
En estudios sobre toxicidad retiniana en inyecciones intravítreas de aminoglucósidos el antibiótico más tóxico para la retina fue la gentamicina, por encima de la tobramicina y la netilmicina (3).
En cuanto a las fluoroquinolonas, antibióticos ampliamente usados en oftalmología, el ofloxacino demostró ser notablemente más tóxico que la netilmicina, con un 50% de inhibición de la proliferación y la viabilidad celular del epitelio corneal humano, teniendo la netilmicina un efecto nulo de toxicidad sobre estas mismas células, según el mismo estudio (4).
4. ¿En qué población debemos tener especial cuidado con la citotoxicidad?
En general, deberíamos ser especialmente cautos en la prescripción de antibióticos en población con mayor fragilidad como son los niños y los ancianos, con un metabolismo enzimático en algunos casos deficiente o inmaduro.
Se hace pertinente, por tanto, la necesidad de usar una medicación segura para el tratamiento de las infecciones en la concentración mínima eficaz por la vía de administración adecuada, el tiempo imprescindible sin excederse, con la mínima tasa de resistencias (5), con un margen terapéutico lo suficientemente ancho y que carezca o tenga la mínima toxicidad para el organismo y, en el caso particular de las infecciones oculares, para el ojo.
En este caso, la netilmicina tópica usada para el tratamiento de las infecciones oculares reúne todas estas características y es segura para el uso en población de cualquier edad.
* Enfermedades mucosinequiantes: Aquellas que afectan a piel y mucosas con lesiones vesículo-ampollar, generalmente bilaterales y de etiología autoinmune.
BIBLIOGRAFÍA:
- Dahlager JI. The effect of netilmicin and other aminoglycosides on renal function. A survey of the literature on the nephrotoxicity of netilmicin. Scand J. Infect Dis Suppl. 1980; Suppl 23:96-102. PMID: 7010549.
- R.J. Szot, G. McCormick, M. Chung, B. Christie, E. Weinberg, E. Schwartz, Comparative toxicity of netilmicin and tobramycin in dogs, Toxicology and Applied Pharmacology, Volume 55, Issue 1, 1980.
- D’Amico DJ, Caspers-Velu L, Libert J, Shanks E, Schrooyen M, Hanninen LA, Kenyon KR. Comparative toxicity of intravitreal aminoglycoside antibiotics. Am J. Ophthalmol. 1985 Aug 15;100(2):264-75. doi: 10.1016/0002-9394(85)90792-5. PMID: 4025468.
- Papa V, Leonardi A, Getuli C, Pacelli V, Russo P, Milazzo G. Effect of ofloxacin and netilmicin on human corneal and conjunctival cells in vitro. J Ocul Pharmacol Ther. 2003 Dec;19(6):535-45. doi: 10.1089/108076803322660459. PMID: 14733711.
- Milazzo G, Papa V, Carstocea B, Chercota G, Rodica P, Gafencu O, Santocono. Topical netilmicin compared with tobramycin in the treatment of external ocular infection. Int J Clin Pharmacol Ther. 1999 May;37(5):243-8. PMID:10363623.