INFLAMACIÓN OCULAR

Hoy trataremos con el Dr. Francisco Arnalich Montiel, oftalmólogo especialista en Córnea, Superficie Ocular y Cirugía Refractiva en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, un tema muy común en oftalmología: la inflamación de la superficie ocular.

 

  1. ¿Qué procesos pueden desencadenar la inflamación de la superficie ocular?

La inflamación es una respuesta biológica del cuerpo a diversas lesiones o irritaciones, diseñada para proteger y reparar el tejido dañado. En este caso, la superficie ocular comprende fundamentalmente la conjuntiva y la cornea, que pueden verse afectadas de forma aislada o a simultánea.

Puede ser causada por diversos factores, incluyendo infecciones, alergias, irritantes químicos, traumatismos, uso de lentes de contacto o incluso enfermedades autoinmunitarias. La falta de una película lagrimal suficiente y de calidad puede también inducir un ojo seco que lleva asociado una inflamación de la superficie ocular.

También es normal que haya cierta inflamación fisiológica tras cirugías que incidan en la conjuntiva o en la córnea.

 

  1. ¿Qué síntomas o signos tiene este tipo de inflamación?

Los síntomas de la inflamación de la superficie ocular pueden incluir enrojecimiento del ojo, picazón o sensación de ardor, secreción de mucosidad o pus, ojos llorosos, sensibilidad a la luz (fotofobia) o sensación de arenilla o cuerpo extraño en el ojo.

Como signos veremos hiperemia conjuntival, queratitis superficial, defectos epiteliales corneales, abscesos o infiltrados corneales y procesos cicatriciales a nivel de conjuntiva o córnea conforme el cuadro se va resolviendo.

 

  1. ¿Qué tratamientos existen para estas patologías?

En general en los procesos agudos no infecciosos los colirios que contienen corticoides son muy eficaces, y dependiendo de la intensidad y gravedad se optará por uno u otro principio activo más o menos potente, pudiendo elegir también una mayor o menor concentración de corticoide. En caso de patología infecciosa se darán antimicrobianos tópicos, ya sea antibióticos, antivirales o antisépticos según el germen involucrado. En casos de alergia puede ser útil, sobre todo para prevenir, el uso de antihistamínicos en colirio.

En casos crónicos, y para no abusar de los corticoides que pueden ocasionar efectos perniciosos en el ojo si son usados a largo plazo, se usan colirios que contienen inmunosupresores como la ciclosporina o el tacrolimus. En algunos casos, fundamentalmente en situaciones de enfermedades autoinmunes, puede ser necesario el uso de tratamientos orales con corticoides o inmunosupresores.

Además de estos tratamientos antiinflamatorios y antiinfecciosos, el uso de lágrimas artificiales puede ayudar a la restauración del equilibrio, y la regeneración de la superficie ocular y es el tratamiento de primera elección en caso de ojo seco. Por último, mencionar que, si hay una intensa inflamación de la superficie ocular, y en aras de no aumentar la toxicidad, es preferible elegir colirios que no contengan conservantes.

 

  1. ¿Qué hace que un tratamiento sea eficaz y a la vez seguro?

Como hemos visto, las causas son múltiples, así que para que un tratamiento sea eficaz debe ir dirigido específicamente a la causa.

En el caso del uso de corticoides, es necesario utilizar la potencia necesaria para cada situación y, desde luego, si el uso es crónico, es necesario una monitorización por parte del oftalmólogo, fundamentalmente para controlar la tensión (para que no derive en un glaucoma) y la aparición de cataratas.

En caso de necesidad de tratamiento crónico, se puede plantear el uso de colirios antiinflamatorios que no sean corticoides para reducir o suspender la necesidad de estos.

Igualmente, ya mencionábamos que, en la medida de lo posible, el uso de colirios sin conservantes sería muy recomendable, sobre todo en tratamientos más prolongados.